Written by : By LiveHappy

Todos se divierten… ¿sin mí?

El miedo a perder algo, o síndrome FOMO, puede sonar absurdo pero es un verdadero fenómeno que afecta negativamente nuestro estado de ánimo y bienestar personal.

Amigos que se divierten

Las redes sociales y el consecuente miedo a perder algo (FOMO) podría hacernos sentir más aislados que conectados.

En “El ciclo sin fin,” el tema de la película El rey león, Elton John nos recuerda que desde el momento que llegamos al mundo “hay mucho más para ver de lo que se puede ver; más para hacer de lo que da el vigor.”

Hoy, gracias a las redes sociales constantemente nos recuerdan lo mucho que hay por hacer, que muchas veces nos sirve para recordar todas las cosas que no estamos haciendo. Desde la perspectiva de Facebook o Instagram, empieza a parecernos como si los demás estuvieran haciendo más cosas que nosotros, o como si lo estuvieran haciendo mejor, o como si se estuvieran divirtiendo mucho más… pero sin nosotros.

En muy poco tiempo es fácil comenzar a sentirse como niño atrapado en casa con gripe en un día de nieve mientras que el resto del mundo está afuera paseando en trineo.

Temor universal

Este fenómeno genera sensaciones que son muy comunes, e incluso tienen su propio acrónimo en inglés, bastante pegadizo: FOMO, de Fear of missing out, que significa miedo a perderse algo. El problema es tan ubicuo que los científicos han comenzado a estudiarlo y el término incluso ha sido incorporado al diccionario de la lengua inglesa Oxford.

El miedo a perderse algo o FOMO, esa sensación de que los demás lo están pasando mejor que tú, es lo que la psicoterapeuta británica Philippa Perry denomina “la nueva impresión de ‘la hierba parece más verde al otro lado de la valla’.” Y muchos especialistas temen que pueda empeorar.

En 2015 la Sociedad Australiana de Psicología realizó una encuesta sobre FOMO para estudiar a adultos y adolescentes de 13 a 17 años. Andrew Fuller, psicólogo clínico y vocero de la encuesta, indica que el estudio confirmó lo que muchos sospechábamos: las redes sociales pueden hacernos sentir aislados.

“Los adolescentes como grandes consumidores [de las redes sociales] mostraron niveles más altos de FOMO,” dijo Andrew. “Indicaron temer que sus amigos estuvieran viviendo experiencias más gratificantes que ellos, mostraron preocupación al ver que sus amigos se estaban divirtiendo sin ellos y también admitieron sentirse molestos al perderse de asistir a un encuentro programado por sus amigos.”

Quienes se conectan a las redes sociales entre cinco y más veces por día mostraron sentir los mayores niveles de FOMO, con casi un 50% de adolescentes comprendidos en esta categoría.

FOMO: no solo para niños

Tampoco son los adolescentes los únicos que sienten la ansiedad. Un estudio internacional publicado en Computers in Human Behavior reveló que alrededor del 75% de los participantes encuestados, con edades comprendidas entre 18 y 62 años, también sintió miedo a perderse algo. Resulta especialmente interesante que aquello que usamos para conectarnos con los demás sea en realidad lo que nos haga sentir cada vez más aislados.

“Para quienes temen perderse algo, la participación en las redes sociales puede resultar especialmente atractiva,” concluyó el psicólogo Andrew Przybylski, principal autor del estudio y miembro del cuerpo docente de la Universidad de Oxford. “Los servicios como Facebook y Twitter son recursos tecnológicos que buscan la conexión social y prometen mayores niveles de compromiso o integración social.”

Sin embargo, todas esas fotos de Facebook y los mensajes de Instagram sirven con suma frecuencia para recordar que alguien de por ahí se está divirtiendo más que tú. Recurrir a las redes sociales en busca de conexión puede, en cambio, hacerte sentir más aislado y excluido. De hecho los estudios internacionales, como el realizado en Australia, relacionaron de manera directa los mayores niveles de FOMO con la mayor interacción en las redes sociales.

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No todo es malo… ¿verdad?

Por supuesto, las redes sociales por sí solas no pueden echarse al hombro la culpa del FOMO; la manera de abordar ese miedo es muy importante en cómo nos afecta.

“Todos tenemos cosas buenas y malas en la vida,” explica Eric Barker, escritor y editor del boletín Barking Up the Wrong Tree, que utiliza fórmulas basadas en investigaciones científicas para tener una vida más plena. “Si te enfocas en lo bueno, eres feliz. “Cuando te enfocas en lo malo, te deprimes.

Eric cita a Paul Dolan de la Escuela de Economía de Londres, que dice que “tu felicidad dependerá del modo en que distribuyas tu atención.” Según Eric, “compararnos continuamente con los demás puede forzarnos a hacer ‘comparaciones cada vez más exigentes’.”

“Es como comparar tu salario con el de un multimillonario. Este es el precepto del FOMO. Bien podrías estar enfocando tu atención en algo fantástico que está ocurriendo en tu vida en este momento, en cambio, estás dirigiendo tu atención a ese amigo que acaba de comprar un Mercedes.”

Si bien es natural compararnos con los demás hasta cierto punto, no es necesariamente saludable. Tampoco es algo completamente atinado. “En Facebook, todo el mundo presenta su mejor yo,” dice Eric. “Publican fotos de sus fantásticas vacaciones, pero jamás mostrarán el deplorable hotel donde estuvieron durante un pésimo viaje de negocios.”

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No más FOMO

¿Cómo haces para no ser absorbido por ese miedo a perder algo? Eric indica que todo comienza por dónde enfocas tu atención y qué obtienes de ello. Te compartimos tres consejos para poner el FOMO de patitas en la calle:

  • Limita el tiempo que pasas en las redes sociales. “En lugar de ir a tu Facebook a toda prisa en cada momento libre de tu vida, designa cuándo consultarás las redes sociales y cuando no lo hagas, desconéctate,” aconseja Eric. “Haz que las redes sociales sean tu lugar de visita y no el lugar donde tengas tu cabeza todo el tiempo.”
  • Ubícate en tu momento. En lugar de desplazarte por la vida de otras personas, dedica un momento a tomar consciencia de qué está pasando en tiempo real, en tu propio mundo. Deja de preocuparte por ‘lo que te estás perdiendo’ y comienza a disfrutar de lo que estás haciendo; pronto te encontrarás menos preocupado por eso que no estás haciendo cuando comiences a amar lo que estás haciendo.
  • Evita hacer comparaciones con los demás, como sugiere la psicóloga Rebecca McGuirre-Snieckus en la revista Psychologies. “Mira las cosas positivas de tu vida, haz una pausa y reflexiona, ‘Oye, mira lo que he logrado.’” Compararte con otros no cambiará tu situación; valorar lo que tienes, sin duda, la hará mejor.

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