Written by : By LiveHappy

Usa la magia del dinamismo para alcanzar resultados positivos

Cualesquiera sean nuestras aspiraciones, el dinamismo puede servirnos de impulso subyacente para acercarnos a los resultados deseados.

Mujer subiendo por la carretera (ilustración)

Aprovecha el impulso mientras construyes tus ideales.

En nuestro fuero interno, muchos de nosotros tenemos una meta ambiciosa que deseamos alcanzar. Tal vez sea escribir un libro, recibir un importante ascenso o posiblemente, correr una maratón. Cualesquiera sean nuestras aspiraciones, el dinamismo puede servirnos de impulso subyacente para acercarnos a los resultados que deseamos.

Tomemos, por ejemplo, el caso de Jennifer y John-Mark Valo de la ciudad de Sylvania, en el estado de Ohio: el 1° de octubre de 2015, la pareja se propuso cancelar los $50,792 que adeudaban antes del 31 de diciembre de 2016. El salario anual combinado de los dos era de $75,000. "Era intimidante pensar que estábamos a punto de afrontarla", recuerda Jennifer. "Sin embargo, en ese momento estábamos muy esperanzados y emocionados por cumplir juntos semejante objetivo. Sabíamos que teníamos que hacerlo paso a paso".

Como dueña de una panadería, Jennifer dice que buena parte de la deuda la contrajo cuando abrió el negocio a principios de 2014. "Antes de tener la panadería, la única deuda que tenía era una tarjeta de crédito muy pequeña y un préstamo automotor".

Inmediatamente después de su boda en agosto de 2015, la pareja tomó en serio la cancelación de la deuda luego de asistir a un curso en video de nueve semanas en Financial Peace University, creado por el asesor de finanzas personales y autor Dave Ramsey, que le enseña a los asistentes a controlar su dinero. Primera lección para los recién casados: saldar la pequeña deuda inicial, o como indica Dave, el tipo de deuda con efecto multiplicador. Este método exige saldar la deuda completa, desde la más pequeña a la más abultada, independientemente de las tasas de interés que se apliquen. ¿La razón? Actuar con resultados rápidos genera impulso: esa incontenible sensación, que probablemente todos hemos vivido, en la que un resultado positivo parece desencadenar el siguiente.

Lo que tal vez no sepamos es que el impulso no tiene un interruptor de encendido y apagado, como dice el doctor en psicología Daniel Tomasulo, integrante del equipo docente del Spirituality Mind Body Institute en el Colegio de profesores de la Universidad de Columbia e instructor adjunto del programa de Maestría en Psicología Positiva Aplicada de la Universidad de Pensilvania. "No es un procedimiento de encender y apagar", señala.

"Es como un latido. Habrá veces que darás un paso hacia tu objetivo y otras en las que retrocederás un poco. Con el impulso, quieres anticipar que habrá tal fluctuación". En cambio, Daniel piensa en el impulso en función de lo que nos proporciona sostenibilidad y energía para seguir adelante, de manera positiva hacia nuestro objetivo. "Tiene que ver con un proceso de compromiso", dice.

Exposición A: Jennifer y John-Mark cancelan el saldo total de PayPal por $98 que Jennifer nunca canceló porque la deuda no generaba interés. Después de aprender sobre el tipo de deuda con efecto multiplicador, los dos pagaron todo el saldo incluso antes de salir de la clase. "Tomé mi teléfono y cancelé la deuda en ese mismo instante", dice Jennifer. "Por absurdo que parezca, porque era una suma tan pequeña, fue muy gratificante tacharla de nuestra lista". Pero esa acción, aparentemente insignificante, es más significativa de lo que Jennifer supone. "Una vez que la gente empieza a ver esos resultados rápidos y empieza a darse cuenta que se puede liberar de su deuda, se vuelve imparable", dice Dave.

Margaret H. Greenberg, certificada en coaching ejecutivo y coautora del libro Profit From the Positive [Beneficiarse de lo positivo], interviene: "El tiempo es finito", asegura. "Sin embargo las energías y el impulso se pueden expandir y contraer". Según Margaret, el proceso del impulso se trata más bien de lo que haces para mantener elevado tu nivel de energía. Y ese proceso comienza con tu sistema de creencias.

"Es necesario que haya una chispa, algo que nos encienda", dice Daniel. "No es como si estuviéramos intentando algo y deseando que funcione para ver qué pasa. Estamos haciendo ese pequeño cambio porque nos ayudará a transformarnos".

Para Jennifer y John-Mark, la chispa resultó tal como imaginaron después de liberarse de su deuda. "Si uno solo mira lo que hace, puede ser un poco agotador", dice Jennifer. "Si uno espera la recompensa —como saldar deudas y poder dar y ahorrar y gastar el dinero como quiera— eso es un gran incentivo".

Así es que tomaron medidas drásticas: el cable, las salidas a comer y los viajes al campo de práctica de golf fueron algunas de las primeras cosas que recortaron del presupuesto. "No hacíamos mucho más que pagar la renta y nuestros gastos", señala John-Mark. "Intentamos ahorrar al máximo para pagar la deuda".

El 31 de diciembre de 2016, Jennifer y John-Mark efectuaron el último pago— y ese mismo día, Jennifer se hizo el primer corte de cabello en quince meses. "Fue extraordinaria la sensación de saber que íbamos a comenzar el nuevo año sin la pesada carga del endeudamiento", comenta. Una vez que te convences que el esfuerzo, la dedicación y el sacrificio que te has dispuesto a hacer valen la pena, ya has dado el primer paso para generar el impulso.

Organiza, realiza, repite

A finales de los años noventa, Peter Gollwitzer, profesor de psicología de la Universidad de Nueva York, llevó a cabo un estudio que ha sido reproducido y citado como referencia muchas veces: antes del receso de las fiestas, le pidió a sus alumnos que escribieran un reporte sobre cómo pasaban la nochebuena —para entregar el día 26 de diciembre. A la mitad de los alumnos les indicó que organizaran de antemano cuándo y dónde completarían su trabajo, mientras que a la otra mitad no le dio ninguna instrucción.

De los estudiantes que no organizaron el trabajo, solo el 33 por ciento lo completó, frente al 75 por ciento que lo completó tras haber realizado una planificación previa.

"Hemos llegado a la conclusión de que, en efecto, si simplemente lo hacemos, abrimos nuestro camino hacia una mayor productividad", sostiene Margaret. "La investigación muestra que deberíamos sustituir más a menudo la frase “sólo hazlo” por “simplemente organízalo”. Preparar un breve plan antes de sumergirse en el trabajo en realidad puede servir para ganar impulso".

Piensa, por ejemplo, en una autora ambiciosa que decide trabajar en su novela todos los jueves, desde las 8 de la mañana hasta el mediodía, en la oficina que tiene en su casa. Al planificar de manera anticipada el día y el lugar para hacer su trabajo, Margaret dice que así genera sus propios disparadores o desencadenantes. "De esa forma tienes más probabilidades de ponerte en marcha y de seguir adelante".

Sin mencionar el gran beneficio que muchas veces resulta de la organización previa: la formación de hábitos, factor clave para mantener el impulso. "Los hábitos son básicamente la manera en que el cerebro funciona con gran eficacia usando menos energía", señala Delia McCabe, ex psicóloga y actual investigadora en neurociencias del área nutricional y autora de Feed Your Brain [Alimenta tu cerebro]. Y dado que el proceso del impulso gira en torno a la manera de mantener tu nivel de energía, se entenderá por qué los hábitos desempeñan una función tan decisiva.

En su libro (2014)  The Power of Habit [El poder de los hábitos], Charles Duhigg reconoce que adoptar nuevos hábitos, como hacer ejercicio y comer de manera más saludable, puede ser difícil. Escribe: "Una vez que desarrollamos la rutina de sentarnos en el sofá, en lugar de salir a correr, o de botanear cada vez que pasamos por una tienda de donas, esos patrones permanecen siempre en nuestra cabeza".

Eso no significa que estemos perdidos. "Por la misma razón, si aprendemos a desarrollar nuevas rutinas neurológicas que superen esos comportamientos —si asumimos el control del circuito del hábito— podemos relegar esos malas tendencias a un segundo plano". Una vez que uno genera un nuevo patrón, escribe Duhigg, salir a correr o ignorar las rosquillas se convierte en algo tan automático como cualquier otro hábito.

Por ejemplo, cada vez que Jennifer y John-Mark descubrían que tenían dinero extra en su presupuesto, automáticamente lo imputaban a saldar la deuda. El desarrollo de ese hábito se convirtió en algo tan rutinario que la pareja ni siquiera pensaba en eso, lo cual permitió que el efecto multiplicador del pago de la deuda siguiera funcionando.

"Los hábitos se arraigan en la preferencia, y tu elección de hacer o no hacer ciertas cosas será la que te impulse a escalar por la curva del éxito o a descender por la curva del fracaso", señala Jeff Olson, autor de The Slight Edge [La ligera ventaja] y fundador de Live Happy. "El tiempo es la fuerza que amplifica y exalta todas esas cosas aparentemente insignificantes que haces de manera cotidiana, que termina destacando algo titánico e imparable".

Situaciones peludas

En 2003, un grupo conformado por 30 australianos emprendió la misión de restablecer una moda largamente desaparecida. Sobre la marcha, crearon lo que se terminaría convirtiendo en un fenómeno mundial durante el mes de noviembre.

El evento anual Movember campaign [contracción en inglés de Moustache, bigote y November, noviembre] insta a los hombres de todo el mundo a dejar crecer su bigote con la intención de crear conciencia sobre algunas de los problemas de salud masculina más importantes, como cáncer testicular, cáncer de próstata, salud mental y prevención del suicidio. Los varones se dejan crecer una buena cantidad de pelo por 30 días mientras buscan donaciones; el dinero recaudado se destina a las instituciones orientadas a mejorar la vida de los hombres que padecen esos problemas de salud.

Movember empezó siendo una simple apuesta entre amigos para ver si podían resucitar el olvidado bigote, hasta que tomó nueva forma cuando los cuatro cofundadores fueron testigos del entusiasmo concertado por la iniciativa. "Estábamos en una etapa de nuestra vida en la que solo queríamos generar algo bueno para la comunidad", recuerda el cofundador Adam Garone.

En 2004, formalizaron el concepto y decidieron llevar la creciente participación de la gente a la causa inicial de la organización: el cáncer de próstata. Aquel año, los 450 participantes de Movember recaudaron 54,000 dólares y los donaron a la Fundación de Cáncer de Próstata de los Estados Unidos.

"No teníamos idea si los cincuenta y cuatro mil dólares eran una cantidad grande o pequeña", confiesa Adam. "Asumimos que sería una cantidad menor para la Fundación de Cáncer de Próstata; sin embargo, en ese momento, fue la mayor donación recibida por la institución".

Ese hecho sirvió para que el generoso grupo pusiera las cosas en marcha, lo mismo que significó la cancelación de una deuda de 98 dólares para Jennifer y John-Mark. Las investigaciones científicas revelan que tener éxito, por pequeño que sea, desempeña una función clave en la continuidad del éxito y en la conservación del impulso.

En un estudio de 2016 publicado en Frontiers in Psychology, los investigadores exponen que para la psicología, la percepción de que el éxito es posible es el factor determinante y la consecuencia decisiva del impulso para seguir adelante. Señalan los mismos autores que una vez que la gente siente que puede conseguir resultados satisfactorios, expande su esfuerzo físico y mental, lo que provoca una espiral ascendente de retroalimentación positiva de mayor impulso psicológico y cada vez más aciertos. "Las emociones positivas alimentan nuestro progreso y nos revitalizan, algo que, básicamente, consolida nuestro dinamismo", formula Daniel. 

En nuestros días, Movember organiza campañas oficiales en 21 países y lleva recaudados un total de 770 millones de dólares para financiar más de 1,200 programas de salud para los hombres —y sin planes de detenerse.

En sus marcas, listos… ¡ fuera!

A medida que vas alcanzando tus metas, habrá momentos en los que necesites una cuota extra de inspiración para impulsarte a seguir. Tal vez sea al principio de tu búsqueda, o cuando te enfrentas al primer revés. Por suerte, Margaret tiene un plan para eso, que lo presenta en tres preguntas a las que denomina “los cinco, solo uno y el más pequeño”.

En primer lugar, pregúntate qué harías si solo tuvieras cinco minutos. Seguro, tu emprendimiento requiere algo más de cinco minutos de atención, pero Margaret sostiene que hacerse esa simple pregunta puede desencadenar ideas sobre cuál debería ser el paso a seguir. La siguiente pregunta: ¿Qué podrías hacer para adelantar tu proyecto en tan solo un uno por ciento? "No estamos hablando de terminarlo", dice Margaret. "Estamos diciendo solo un uno por ciento: ¿Qué harías?"

Por último, Margaret sugiere que pienses cuál sería el paso más pequeño que, de tomarlo en este preciso momento, tendría el impacto más positivo e importante. Por ejemplo, un autor podría enviar una solicitud de entrevista a un experto muy solicitado con la esperanza de conseguir un valioso recurso para su libro. Cualesquiera sean las respuestas a estas preguntas, servirán para despertar tu energía, encender tu impulso y recordarte que tienes los medios para alcanzar cualquier meta.

"No necesitas de una educación de excelencia en Ivy League ni destrezas especiales para disponerte a cumplir cualquier meta que te propongas", observa Jeff. "Sin embargo, deberás poner en práctica tu arte hora tras hora, día tras día, año tras año —aunque ya sabes cómo hacer para obtener un éxito exorbitante".


Amanda Rider escribe con regularidad para la revista Live Happy.

 

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