El pasado fin de semana viví la experiencia única de sufrir un calambre en el rostro. Me había reído tanto y tan fuerte que mis músculos de la risa no soportaron. Este ataque de risa fue causado por un fin de semana con mis compañeras de posgrado. Una vez al año intentamos escaparnos durante un fin de semana.
Estar con amigas es estimulante
Ese fin de semana es tan importante para mí que lo convierto en prioridad. Una vez al año regreso a casa totalmente fortalecida. Encuentro más inspiración para trabajar (todas somos periodistas científicas), más paciencia con mis hijos y mucha más energía y concentración.
Sin duda, es el momento más dedicado que consigo pasar con mis amigas, de modo que no me sorprende recibir tal oleada de bienestar. De hecho, tener buenas amistades tiene una gran aceptación como un importante aspecto para llevar un estilo de vida saludable.
En su guía de estilo de vida, Mayo Clinic lo denomina componente importante para una vida saludable. En ella incluyen consejos para hacer amigos en la vida adulta, que puede llegar a ser todo un desafío, y cómo mantener las relaciones que ya tenemos.
Relaciones sociales positivas
Dedicar tiempo a retomar el contacto con mis amigas del posgrado, no solo influye mi sensación de bienestar sino que también concentra beneficios físicos que permiten prevenir resfriados, fortalece mis esfuerzos por hacer cambios saludables en mi estilo de vida y posiblemente aumente mi longevidad.
Durante mucho tiempo los científicos se han preguntado acerca de los mecanismos biológicos que vinculan las relaciones con una vida mejor. Muchos estudios apuntan al descenso de los niveles de estrés. En estos estudios los científicos miden en el torrente sanguíneo la cantidad de cortisol, la principal hormona del estrés. Las personas que estrechan más vínculos de amistad tienen menor nivel de cortisol en sangre. Eso significa que tienen menor nivel de estrés, que se refleja en un mejor estado de salud general.
Amigos para una buena salud
Incluso algo tan fisiológicamente fundamental como nuestro ritmo cardiaco puede verse afectado por nuestras amistades, según reveló un estudio canadiense el otoño pasado. Jean-Phillipe Gouin y colegas descubrieron que los estudiantes internacionales presentaban más alteraciones en sus ritmos cardiacos al comenzar la universidad en un país nuevo en comparación con los estudiantes que podían establecer lazos sociales dentro de los primeros meses.
La variación del ritmo entre latidos es algo bueno. Muestra que el corazón tiene capacidad para adaptarse y que la salud cardiaca es buena. Pero una disminución en esa variabilidad no lo es. En todos los estudiantes internacionales se encontró una disminución [en la variación del ritmo cardiaco] cuando se mudaron por primera vez al extranjero. Sin embargo, después de algunos meses, esa disminución había desaparecido en los estudiantes que tenían más amigos. Sus lazos sociales eran, en esencia, una protección para el corazón.
El dilema del huevo o la gallina
Con todos estos estudios hay una cuestión de causalidad. ¿Es posible que las personas más saludables puedan atraer más amigos, así como probablemente nuestros amigos ayuden a mantenernos más saludables? Absolutamente. Pero la ciencia está demostrando paulatinamente cómo las interacciones sociales afectan nuestro bienestar. Nos recuerda continuamente la importancia de nutrir nuestras amistades para que no dejen de nutrirnos.
Meredith Knight es periodista científica de Austin, TX.