Written by : By LiveHappy

Saludable de adentro hacia afuera

El increíble viaje de una mujer que pasó del sobrepeso a estar saludable y en forma.

Mujer sana corriendo

5 consejos para ponerse en forma

He pasado mucho tiempo de mi vida pensando en mi peso. Entre los 20 y los 30 años, la aguja de mi balanza avanzaba y retrocedía descontroladamente. Utilizaba la comida para celebrar o simplemente para escaparme. La comida era mi refugio y mi compañía.

Siempre me gustó ejercitarme pero nunca presté atención a lo que comía. Con el tiempo aprendí que mi peso tenía más que ver con lo que me estaba carcomiendo. Cuanto más aumentaba mi autoestima, más peso perdía.

El punto de inflexión

Solía mirar a las mujeres en forma y deseaba verme como ellas, pero yo hablaba más de lo que hacía a la hora de cambiar realmente mi forma de actuar. Una vez, cuando tenía unos 30 años, estaba mirando una foto mía sentada en la playa en Cape Cod, y me estremecí al ver mi enorme rostro, brazos y barriga. Me morí de vergüenza.

La forma en que me veía mentalmente no coincidía con mi verdadera imagen. Esa chica con sobrepeso que me devolvía la mirada no era la que yo quería ser. El sufrimiento de que nada cambie fue súbitamente mucho peor que el miedo al fracaso de no poder adelgazar. Inmediatamente decidí que al menos debía intentarlo.

Hoy, a los 45 años, logré perder 20 kilos en el curso de muchos años y estoy en la mejor forma de mi vida. A medida que aprendí a adoptar un estilo de vida saludable, comencé a ganar duramente mucha experiencia durante el trayecto:

1. Adopta el ejercicio físico que más te guste

Recuerdo muy bien la primera vez que troté porque duró como un minuto. Fue terrible. Apenas podía respirar. Trotaba un poco y tenía que seguir caminando. Lo que me sorprendió fue la rapidez con la que conseguí adquirir resistencia (sólo me llevó un par de meses desde aquel primer trote hasta la carrera de 5K).
Hoy puedo salir por la puerta delantera y correr durante una hora. No puedo vivir sin correr. Cuando tienes la cara roja, estás empapada(o) en sudor y sientes un gran entusiasmo, no hay dudas de que acabas de ejercitar tu cuerpo. Y me encanta esa sensación.
 
Cuando te gusta un ejercicio físico, no tienes que convencerte de que es algo que tienes que hacer. Te puede apasionar practicar Zumba, yoga, SUP (remar de pie sobre una tabla) o andar en bicicleta. Prueba distintas actividades hasta que encuentres alguna forma de ejercicio sin la cual no puedas vivir.

2. Rodéate de personas con metas similares

Rodearme de personas que también quieren llevar un estilo de vida saludable hace que me resulte mucho más fácil mantener el mío. A mi esposo le fascina la alimentación sana. Para el desayuno prefiere batidos saludables y cuida el consumo de azúcar. Es el tipo de hombre que solo bebe una copa de vino. Sus sanas costumbres influyen en las mías.

Nuestra relación realmente impacta en nuestro comportamiento. Paso mucho tiempo con una amiga vecina que es una apasionada del buen estado físico. Las dos usamos dispositivos para controlar la actividad física diaria (fitness trackers) y entre nosotras jugamos competencias amigables para ver quién da más pasos al día. Juntas corremos carreras, paseamos a nuestros perros y dos veces por semana tomamos clases de entrenamiento de tonificación muscular.

3. Convéncete de que puedes comer lo que quieras

Olvídate de las dietas; las dietas son sinónimo de privaciones. Si yo me dijera que no puedo comer rosquillas, ¿adivina qué es lo que más me gustaría comer? Exacto, rosquillas. Entonces me digo que puedo comer lo que quiera, pero no todo el tiempo. De esa manera aquieto el impulso, mi costado más rebelde, y sólo como una rosquilla cuando tengo muchas ganas de comer una. Ahora puedo planificar darme pequeños gustos, en lugar de dejarlos librados al impulso.

4. Establece normas que puedas seguir

Mi regla de oro es consumir alimentos saludables la mayor parte del tiempo. Es una pauta muy fácil de aplicar. Las comidas familiares se concentran primero en las verduras y después, en las proteínas magras. Siempre tengo agua a mano todo el día, todos los días. Me regalo un día a la semana para no hacer ejercicio físico. Tengo pensado un postre saludable para degustar al atardecer porque es el momento del día en que prefiero comer pequeños bocados. Los fines de semana suavizo todas mis normas.

5. Diviértete con la preparación de la comida

Estar muy ocupados puede ser la ruina de la alimentación saludable porque es fácil comer sin pensar o tomar algo rápido cuando no tenemos nada preparado.

Todos los fines de semana planifico todas las comidas de la semana y voy de compras siguiendo ese régimen. Usando Pinterest y otros sitios web de temas saludables que promueven la alimentación sana, es más fácil encontrar nuevas recetas para probar. Muchas veces preparo el desayuno (copos de avena) la noche anterior para tenerlos listos al día siguiente. Y muchas veces preparo ensaladas saludables que podamos comer durante varios días seguidos. Planificar nuestras comidas semanales nos permite probar nuevas recetas y nos ayuda a mantener el rumbo.

La mejor parte de estar en forma y saludable es que puedo dejar de pensar incesantemente en mi peso. Mis comportamientos se han convertido en hábitos de vida saludable y hoy puedo dedicar más tiempo a pensar en lo que mi cuerpo puede hacer y menos en cómo me veo o cuánto peso.

Un estilo de vida saludable para mí es sinónimo de libertad. Pienso en el largo plazo; mientras hago planes para el futuro, el mayor beneficio de mi estilo de vida tal vez sea que definitivamente aumentará mis posibilidades de quedarme por aquí tanto como sea posible para disfrutar la vida con mis hijas gemelas y mi esposo—por lo que estoy muy agradecida.

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