No permitas que las expectativas exageradas se interpongan en tu felicidad.
La época más maravillosa del año para muchos no es tan maravillosa. Mayor estrés, depresión y ansiedad pueden ser trastornos tan constantes como las canciones navideñas que suenan en todas las tiendas. ¿Por qué para tantas personas prevalece la tristeza en la época decembrina?
Para casi 10 millones de norteamericanos la razón se llama trastorno afectivo estacional (SAD), un tipo de depresión clínica que ocurre a finales del otoño o a principios del invierno y dura hasta la primavera. Sin embargo, para muchos más la angustia es una manifestación subclínica, es decir que interfiere con la vida de la persona pero no le impide seguir en actividad.
Libérate de la mentalidad de todo o nada
Como terapeuta (e indudablemente también en mi vida privada), tanta aflicción durante las fiestas podría atribuirse a un denominador común: el perfeccionismo. Y no solo se trata de tener el cajón para la basura limpio y ordenado. Tiene que ver con la mentalidad de todo o nada. Para el perfeccionista algo está perfecto o es un completo desastre; es como debe ser o está horrible; alguien es como todo el mundo o es un completo miserable.
Tal vez no te consideres perfeccionista pero es posible que el perfeccionismo se interponga en tu alegría de los días festivos. Presta atención al lenguaje. ¿Cuántas veces dices (incluso internamente) la palabra “debería” cuando piensas en las fiestas? Por ejemplo, “debería comprar regalos caros para todos,” o “mi familia debería ayudar más.”
La palabra “debería” es una señal de alerta en cuanto a las enormes expectativas que pones tanto en ti como en los demás. Ese pensamiento perfeccionista y exigente puede causar mucho malestar cuando las cosas no resultan como tú crees que “deberían” ser. La misma tensión, solo que más intensa. Aunque no te lleves muy bien con tu familia durante el resto del año, tus intercambios negativos durante las fiestas pueden generar mayor decepción.
Lo mismo ocurre con la soledad. Es probable que no salgas mucho de manera habitual, pero la falta de encuentros durante las fiestas de fin de año también tiene su peso. O tal vez la deuda de tu tarjeta de crédito es tan abultada como la barriga de Santa Claus, entonces durante las fiestas sientes mayor molestia porque no puedes comprarle a tus seres queridos todo lo que quisieras. Las fiestas de fin de año generan expectativas exageradas (tal vez falsas) de cordialidad y armonía y cuando no se alcanzan, nuestra infelicidad y descontento se magnifican.
Sacrificando la salud
En cuanto a tu salud y bienestar, ¿piensas en todo o nada, por ejemplo, “comí una sola galleta así pues también podría comer el resto del plato” o “no tengo tiempo de ir al gimnasio entonces no podré hacer ejercicios hasta enero”? Otra razón por la que la gente tiende a deprimirse durante las fiestas tiene que ver con la salud y el estilo de vida. Llega la época de trasnoches, mucho alcohol y grandes cantidades de calorías azucaradas. Lamentablemente, la falta de sueño, el alcohol y los alimentos dulces procesados se relacionan con el estado depresivo.
Hazlo “mejor que perfecto”
Pones toda tu energía para que ese único día sea maravilloso, pasas largas horas organizando, preparando y sientes gran entusiasmo. Así pues el gran día llega y… se va. Entonces puede aparecer una extraña sensación como de vestigios de felicidad, cuando ese evento que habías anticipado por tanto tiempo ahora es historia. Una vez más, aparece la mentalidad de todo o nada. Pero ¿qué puedes hacer para superar ese mecanismo del todo o nada? En lugar de perfecta, busca ser mejor. Ser mejor (en lugar de perfecta) significa dejar de lado las expectativas y los juicios exagerados. En lugar de eso, mantén el foco en todo aquello que sea de mucha importancia para ti.
Estos son cuatro pasos para hacer precisamente eso:
1) Concéntrate en lo positivo
Si bien señalar lo que está mal puede resultar fácil (“¿mi prima Krista realmente dijo eso?”) igual puede hacerte sentir mal. En estas fiestas mejor intenta enfocarte en lo que aprecias de la gente y las experiencias. Es cierto, Krista a veces olvida filtrar lo que dice pero igual muestra su deliciosa lengua floja. La gratitud es una forma rápida y sencilla de sentir más felicidad.
2) Prefiere mejor salud más que tener una salud perfecta
Duerme el tiempo suficiente y tómate tu tiempo para hacer ejercicios y meditar. No tiene que ser algo perfecto. Si no puedes llegar al gimnasio a hacer tu rutina de ejercicios, intenta hacer 30 saltos de manera enérgica. ¿La idea de pensar en sentarte a meditar 20 minutos parece imposible? Intenta hacer cinco respiraciones profundas. Más que perfecta, busca ser mejor.
3) Entrega de manera significativa
Cuando se trata de regalar, no es necesario gastar mucho dinero ni obsesionarse por los detalles. Considera dar algo que resulte significativo, como hacer un álbum de fotos o un calendario personalizado en lugar de derrochar en un presente costoso.
4) Dile adiós a lo viejo y acepta lo nuevo
Solo porque siempre hayas hecho algo de determinada manera no significa que debas continuar haciéndolo así. Abandona esas cargas indeseadas de las fiestas y comienza nuevas tradiciones que sean de importancia para ti. Tal vez quieras comenzar a hacer trabajos voluntarios en familia. Posiblemente hayas decidido dejar de enviar tarjetas para las fiestas porque te causan demasiado estrés. Quizás quieras iniciar una nueva tradición en la que cada persona traiga un plato para compartir en lugar de hacerlo todo tu sola.
Aprende del pasado: cambia lo que sea necesario para que las festividades resulten realmente felices para ti y tus seres queridos. Haz que la ocasión para celebrar sea mejor, no perfecta.
Elizabeth Lombardo, Ph.D., es psicóloga clínica y autora del gran éxito de ventas Better Than Perfect: 7 Strategies to Crush Your Inner Critic and Create a Life You Love. ¿Cuánto interfiere el perfeccionismo con tu vida? Descúbrelo en BetterThanPerfectQuiz.com.