Written by : Homaira Kabir

3 consejos esenciales para mejorar tu relación más importante

Es hora de callar tanta plática y retomar el contacto con tu auténtico ser.

Atractiva joven de cabello oscuro sonriendo a la cámara.

Empieza a conocer y amar a tu auténtico ser.

Pocos olvidaremos nuestra adolescencia. Aquellas crisis emocionales, las amistades entrañables, los peligros a los que nos expusimos, el primer amor, aquel primer beso…

La adolescencia es esa etapa vívida en la que comienza a emerger nuestro incipiente sentido de identidad. Aprendemos a expresar nuestras propias ideas y descubrimos nuestra propia identidad mientras el cerebro laboriosamente integra las distintas piezas en un todo armónico.

Ese proceso no se dará de la noche a la mañana y tampoco culmina a los 18 años con la gloriosa mayoría de edad. Durante toda nuestra vida continuamos atravesando etapas de adultez que nos permiten crecer en conciencia y cambiar la forma de relacionarnos con nosotros mismos y con el mundo.

La mente colectiva

Pero la adolescencia es una etapa de gran importancia del desarrollo humano en la que transcurrimos por la fase decisiva de la mente colectiva. Eso significa abandonar el refugio del núcleo familiar para enfocarnos mucho más hacia afuera. Las relaciones

interpersonales de la adolescencia son determinantes. En esa etapa, los amigos, los mentores y los enamoramientos imperan y nos ayudan a definir quiénes somos. Sin embargo como la mente colectiva se ve fuertemente afectada por las personas y los lugares, debemos confiar en nuestra voz interior para poder atravesar la interferencia de las expectativas ajenas.

Para algunas personas no es tan fácil: la voz interior de un adolescente no suele estar bien desarrollada o puede ya haber recibido influencias negativas externas. Y como si eso no fuera lo suficientemente difícil, cuando el cerebro ya ha logrado alcanzar con arduo esfuerzo una identidad coherente, rara vez escapamos de los coletazos destructivos de nuestra propia mirada crítica y nuestro negativo parloteo interior.

La formación de tu propio ser

Tu relación con tu propio ser se inicia mucho antes de que tomes conciencia: comienza en el lenguaje verbal y no verbal de tus cuidadores primarios. Lo que crees que es tu propia expresión muchas veces son las expectativas e inhibiciones que desarrollaste durante tu niñez al encontrar el sentido de tu mundo interno a través de los mensajes que recibiste. Y cuando esos mensajes son incongruentes, críticos o insensibles, como suelen ser, posiblemente no logres conectar con tus señales emocionales y con lo que hace que auténticamente seas quien eres.

En cambio, rechazas lo que no te gusta de ti con el fin de encontrar aceptación en las pegajosas redes de las expectativas ajenas. En lugar de confiar en tu propio criterio e ir por tus sueños tan profundamente deseados, te conviertes en un ser eternamente prisionero de la mente colectiva.

Tus vínculos con los demás

Una relación vacía con tu propia persona se refleja en los vínculos que creas con los demás. Sin una cimentada creencia en tu propia valía, generas una dependencia a la aprobación y la aceptación para demostrar lo que vales. Aún las conductas narcisistas suelen ser una especie de autodefensa para enmascarar una autoestima vulnerable.

Dado que las relaciones saludables son indicadores de incontables beneficios, desde la salud física hasta la cuestión de hallar el sentido de la vida, necesitas retomar el contacto con tu propia persona. Estas son tres formas importantes de hacerlo:

1. Escucha a tu cuerpo

Estamos mentalmente programados, a través de milenios de procesos evolutivos, para evitar las sensaciones y las emociones dolorosas e incómodas. Pero al hacerlo, nos podemos convertir en víctimas de esas mismas emociones e impulsos. La capacidad para hacer frente a tus temores y superarlos procede, no solo de procesos cognitivos, sino también desde lo más profundo de tu ser. El poderoso nervio vago serpentea por los intestinos, el corazón y regresa al cerebro, lo que nos permite sentir corazonadas y tener intuición. El recorrido corporal es una excelente técnica de meditación para volverte a conectar con todas las partes de ti que hayas descartado, permitiendo que su sabiduría vuelva a resonar otra vez. Mediante la práctica habitual te volverás a conectar con tu respiración y despejarás el cuerpo y la mente.

2. Sé consciente de tu mente

El cerebro humano es un cuentacuentos. Está constantemente buscando patrones y estableciendo conclusiones para entender la incertidumbre e imprevisibilidad de la vida. Y aquí aparece lo extraño: al cerebro no le importa si la historia que elabora es dolorosa o equivocada. Todo lo que busca es un patrón, aún cuando ese patrón resulte de observaciones e interpretaciones sesgadas. Es por eso que necesitas escuchar su historia sin prejuicios y sabiendo en qué punto tu mente te engaña. De esta manera, podrás escuchar el parloteo negativo de tu mente y optar por ignorarlo. Entenderás cómo tu cerebro busca atar los cabos sueltos y serás consciente de lo que está haciendo pero no caerás en su juego.

3. Encuentra tu norte

Tus comportamientos surgen de tus pensamientos, creencias y emociones. Cuando no miras atrás y escuchas objetivamente, permites que tu parloteo interior te maneje la vida. Para tener una ruta alternativa, debes detenerte a reflexionar cómo quieres revelarte al mundo en consonancia con tus valores y aspiraciones. Los valores son la luz que te guía en los momentos difíciles cuando dudas de ti, te contradices en tus decisiones o temes no recibir respaldo ni aceptación y así dejas tus sueños de lado un día más.

Escribe tus valores más profundamente arraigados y pregúntate si estás viviendo conforme a ellos. De no ser así, ¿qué puedes modificar en tu vida? ¿Cómo podrías hacer las cosas de otra manera? ¿Cómo puedes vivir de acuerdo con tu auténtico ser?

Tu relación con tu propia persona indudablemente es la relación más importante en tu vida. Para mostrar plenamente tu ser y sacar a relucir tu propio brillo en este mundo, corta con las limitaciones que la aprobación ajena te impone y vuelve a conectarte con el don de tu fibra más intima. Porque una vida auténtica está muy por encima de la limitada existencia de un ego en peligro.

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