La "adicción al amor" es más que una metáfora
Adictos al amor
Aparentemente, el cantante y compositor Robert Palmer sabía de qué estaba hablando cuando cantaba aquella famosa canción “Eres adicto al amor.” Un estudio de 2010 publicado en la revista Journal of Neurophysiology apoya la idea de que el amor romántico, en realidad, puede ser una adicción porque activa los mismos sistemas cerebrales de recompensa que la cocaína y la nicotina. Cuando pierdes ese amor, tu cerebro aún continúa pidiendo dopamina y oxitocina, y tu corazón, por supuesto, continúa pidiendo el amor que tu ser amado te brindaba.
Esa es la razón por la que los investigadores de aquel estudio, la antropóloga biológica Helen Fisher, la neurocientífica Lucy Brown y el psicólogo social Arthur Aron, se refieren al amor no tanto como una emoción sino como “un estado de motivación orientado a resultados.” Se siente bien y queremos más.
El amor hiere (cuando se acaba)
Mediante estudios de mapeo cerebral, estos investigadores descubrieron que un área del cerebro llamada nucleus accumbens y las zonas órbitofrontal y prefrontal de la corteza cerebral asociadas al síndrome de abstinencia y las adicciones también se iluminaban durante una ruptura. Esas abstinencias podrían llegar a obsesionarnos con nuestros amores perdidos o llevarnos a intentar reconquistarlos. (¡Un estudio con participantes heridos de amor reveló que pasaron más del 85% del tiempo pensando en sus amores perdidos!)
Y ahora la buena noticia…
Dado que el amor afecta tanto el corazón como el cerebro, ambos pueden también funcionar juntos para ayudarte a sanar cuando el amor se va. El dicho “el tiempo cura todas las heridas” tiene realmente cierto peso científico; la investigación realizada por Stony Brook University (SUNY) señala que el área del cerebro llamada putámen ventral derecho y globo pálido, asociada con las relaciones de apego, se activa menos en un individuo ante las imágenes de su amor perdido a medida que pasa el tiempo.
Sana tu corazón
Hay indicios de que puedes tomar parte activa en acelerar el proceso de curación, tanto en tu corazón como en tu cerebro. Se ha demostrado que el yoga y la meditación permiten tratar efectivamente el estrés y la depresión, que habitualmente se asocian a cualquier tipo de pérdida.
Seane Corn, maestra de yoga de Topanga, California, dicta incluso talleres de “Yoga para el corazón roto” en centros de retiro y conferencias de yoga de todo Estados Unidos. En su opinión, el yoga es una forma de autocuidado que permite recargar las baterías emocionales y aprovechar la fuerza interior para sentirse más resiliente y preparada para volver a reír (y amar).
Solo respira
Entonces, el yoga y la meditación ¿exactamente cómo ayudan a sanar el corazón? Las investigaciones han demostrado que pueden ayudar a aliviar numerosos síntomas observados en la aflicción, entre ellos, fatiga, trastornos del sueño, tensión muscular, ansiedad y depresión. La meditación desencadena la actividad en la corteza prefrontal izquierda, que combate la depresión y es la responsable de producir emociones positivas.
Y un creciente cúmulo de investigaciones revela que las posturas de yoga y la práctica de respiración yóguica pueden mejorar el estado de ánimo y apaciguar los nervios para poder sentir más felicidad y más calma en momentos de tensión, y en consecuencia, más resiliencia, incluso mientras se recompone el corazón roto. Según Seane, dedicando apenas 15 minutos al día al yoga y la meditación, puedes comenzar a liberar la energía física y emocional asociada al dolor y prepararte para volver a sentir amor y alegría.