Una palabra con profundo significado puede ser un punto de partida en el devenir de este año.
Las piedras blancas lisas cuidadosamente dispuestas en la oficina de Priscilla Gorman Oehlschelaeger impactan. Decoradas con una simple palabra, como “Familia,” “Prosperidad,” “Bondad” y “Dicha,” cada piedra representa un compromiso de cambio y crecimiento positivo.
“Es algo que hemos estado haciendo en mi templo por más de una década,” cuenta Priscilla, artista y coach de propuestas creativas, desde Cincinnati. Al finalizar cada año, el pastor de Priscilla lidera un encuentro de meditación guiada para reflexionar sobre lo que cada uno desea para el año entrante. Cada persona escoge una palabra que represente ese deseo y la escribe en su piedra.
“Es un momento realmente fantástico,” dice Priscilla. “La gente no es consciente del impacto que una sola palabra puede producir, pero centrarse en ella durante todo el año verdaderamente sirve de guía para saber conducirnos tal como somos y cómo anhelamos ser.”
La resolución contraria
Elegir una sola palabra y centrarnos en ella puede ser una alternativa significativa a las resoluciones del año nuevo; así pues, en lugar de ver el comportamiento que queremos cambiar, nos ayuda a recordar el comportamiento que queremos ver en nosotros mismos o bien, a concentrarnos para avanzar. Esta práctica se funda tanto en la espiritualidad como en la ciencia y tiene efectos acumulativos.
“El contar con algo simple como una sola palabra puede tener un impacto notorio,” explica Jan Stanley, licenciado en psicología positiva aplicada por la Universidad de Pensilvania, que trabaja con individuos y organizaciones para que puedan crear cambios duraderos.
“No es algo que puedas notar cotidianamente pero a fin de año, cuando mires atrás, te sorprenderá comprobar cuánto has cambiado a partir de una palabra.”
Jan señala que podemos cambiar la manera de reaccionar ante distintas situaciones o modificar nuestra forma de ver el mundo gracias a la neuroplasticidad, es decir, la capacidad cerebral de autoorganizarse mediante la formación de nuevas conexiones neuronales. El escoger una palabra que guíe nuestros pensamientos durante todo el año puede resultar una gran motivación para el cambio personal.
“Al centrarnos en esa intención y buscar la forma de materializarla en nuestra vida cotidiana, nos remontamos al viejo adagio [de la neurociencia] que dice que ‘lo que se enciende en simultáneo, permanece conectado.’
“Supongamos que anhelas ser más agradecido; estableces tu intención y la escribes; entonces cuando notas esas cosas que te hacen sentir gratitud, recibes un aumento repentino de dopamina y se activa tu sistema cerebral de recompensa.” Esas sensaciones de gratificación en tu cerebro aumentan la alegría de expresar agradecimiento, y posiblemente hagan que continúes buscando más motivos para agradecer. Con el tiempo, eso se convierte en una acción (y reacción) natural para tu cerebro.
Cómo encontrar la palabra precisa
Elegir la palabra que te guíe durante todo el año es una decisión personal que amerita especial consideración. Una manera de hacerlo es a través de la meditación guiada, como la que organiza el pastor de Priscilla, y en Internet se pueden buscar prácticas de meditación específicamente creadas con ese fin.
Jan también propone practicar el ejercicio llamado tu mejor ‘yo’ futuro, creado por la licenciada Laura King, profesora de la Universidad de Missouri en Columbia, mediante el cual puedes verte como te gustaría estar en cinco años. Lo puedes hacer escribiendo lo que vislumbras o bien, cerrando los ojos y visualizando aquello que quieres alcanzar y quién quisieras ser.
“Plantéate cuáles serían los atributos necesarios para convertirte en esa persona, y luego reflexiona sobre cuál sería la característica o la cualidad que más te gustaría que prospere,” explica Jan. “No se trata de definir metas porque eso sería focalizarte en lo que quieres hacer y lo que quisieras lograr.”
“Esto, en cambio, tiene que ver con quién quieres ser.”
Conviértelo en costumbre
Para mucha gente, entre ellas, Priscilla, convertirlo en un rito de carácter anual ha demostrado ser altamente eficaz. Priscilla dice que solo contemplar su colección de piedras le trae a la memoria diferentes etapas de su vida y de su propio crecimiento.
“Al mirarlas puedo recordar por qué elegí cada palabra y puedo ver lo que esa palabra hizo por mi con los años,” afirma. “Ha sido una costumbre verdaderamente muy importante, hermosa e impactante en mi vida.”
Paula Felps es Editora Científica para la revista Live Happy.